Sinceramente, me da mucha rabia no poder mostrar con buenas fotos la maravilla de la naturaleza que es el Parque Nacional del Cañón de Bryce. Llevaba toda la semana amenazando nieve y el servicio meteorológico no se equivocó, aquella mañana mientras disfrutábamos de un buen desayuno americano en un restaurante de carretera, empezó a nevar copiosamente, creíamos que la visita al parque sería difícil ya que en los primeros miradores que visitamos era imposible ver más de tres metros de distancia y la nieve con el viento racheado hacia aún más difícil cualquier tipo de actividad. No fue sino al final de nuestra visita cuando ya estábamos buscando alternativas, en uno de sus miradores más famosos, justo donde teníamos pensado empezar la ruta de senderismo de ese día cuando la nevada empezó a amainar, el resto de la historia podéis verla aquí…
Pero hoy quería hablar de cómo se formaron estas curiosas estructuras conocidas como hoodoos o chimeneas de hadas, que por cierto no creáis que son exclusivas de aquí (aunque aquí se encuentran en más cantidad que en ningún otro sitio del mundo), ya que incluso en España podemos ver estructuras parecidas.
Como veis la apariencia de Bryce es incluso más llamativa que la de otros famosos cañones de EEUU, y es que Bryce es bastante singular, para empezar, no ha sido formado por la erosión de ningún rio, aunque el agua si es el agente erosionador principal. Y es que la altura del parque, que en su mayoría se sitúa por encima de los 2000 metros por encima del nivel del mar, hace que las heladas sean comunes en gran parte de los días del año. Esta agua congelada situada en las grietas del terreno rompe con su expansión trozos de roca. Las chimeneas de hadas se forman así tras miles y miles de años de esta actividad, aliada con otras como el agua de la lluvia o el viento. Los pináculos toman su forma alargada, y caprichosa, desafiando la ley de la gravedad por su composición, ya que en gran parte de su estructura están formados por rocas sedimentarias muy frágiles, y en su centro están constituidos por rocas más duras y más resistentes a la erosión, obviamente el paso del tiempo ira haciendo que muchos de ellos se derrumben, pero eso será dentro de miles de años, así que podemos disfrutarlos sin prisa.
Antiguamente los nativos de estas tierras consideraban que los pináculos eran seres que habían hecho algo malo a ojos de los dioses y habían quedado petrificados como castigo. Hoy en día sigue habiendo leyendas fantasiosas en torno a su origen, no obstante, el nombre de hoodoo proviene del vudú y significa algo así como “mala suerte”, ya con significados menos macabros o supersticiosos, nos encontramos con que la cultura popular ha bautizado decenas de estas chimeneas con los más variopintos nombres, por ejemplo, en la foto estáis viendo la que se conoce como martillo de Thor, en referencia al dios del trueno nórdico.
Yo me quedé con la espina clavada de no poder disfrutar al cien por cien de las magníficas vistas, y de no poder mostraros fotografías que le hagan justicia, aun así, vi el parque nevado (en esta foto que veis aún está nevando), y el paseo por su interior fue espectacular. Sin duda volveré a incluirlo en mi ruta cuando vuelva por EEUU.
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