Arashiyama, una pequeña localidad situada al oeste de Kioto, es un destino turístico con mucho que ofrecer al viajero, cultura, paisajes y aventura. Pero sin duda uno de sus puntos fuertes es el bosque de bambú de Arashiyama.
Teníamos claro que en esta visita a Japón y a diferencia de otros de los viajes que habíamos realizado en los últimos años, íbamos a tocar muy poca naturaleza, así que visitar un bosque por pequeño que fuera, nos daba un poco de variedad, eso sí, teníamos muy claro que había que hacerlo temprano, porque si no, esos senderos vacíos que veis en la foto se llenan de personas.
Así que una vez más en el viaje, madrugamos, para coger el autobús que nos llevara al pueblo, no sin antes pararnos en el Lawson cercano a nuestro hotel para comprar algo que desayunar en el viaje. El problema fue cuando cogimos el autobús, en el sentido contrario. Tras darnos cuenta de nuestro error y bajar para coger el correcto
Pensábamos que íbamos a perder la oportunidad de ver el bosque vacío, pero no fue así. Llegamos a Arashiyama ya con bastante gente por la zona, pero cuando nos adentramos en el bosque este aún estaba bastante solitario, eso sí, al volver por nuestros pasos una vez visto más o menos todo, ya era imposible tomar fotos sin personas de por medio. Así que nos resignamos a abandonar el bosque y ver otras atracciones de la zona.
Como digo siempre, lo importante de un viaje, para poder ver las cosas en condiciones es madrugar, sobre todo cuando se trata de ver sitios de fácil acceso, que en los últimos años se han hecho famosos “gracias” a Instagram, ya que muchos, han perdido esa belleza que les hizo populares, al verse masificados de visitantes, que sí, toman fotos, como los demás, pero muchos gritan, corren, se suben a donde no tienen que subirse, y demás cosas, por eso el poder disfrutar de un paisaje con la tranquilidad del amanecer, compensa el madrugón.
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