domingo, 28 de julio de 2019

EL ENCANTO DE NINENZAKA (KIOTO - PREFECTURA DE KIOTO - JAPÓN)




Debe de quedar claro, para todo turista que quiera visitar Kioto, que ver todos los encantos de la ciudad se hace una tarea titánica en los 3 o 4 días que normalmente se le suelen dedicar a la antigua capital de Japón, es tal la cantidad de templos, jardines, y calles con encanto, que puedes llenar días y días de cosas interesantes que hacer, pero ante la escasez de tiempo, hay que ser selectivo y planificar de antemano que es lo que se desea visitar, y aun así alguno de los sitios a visitar nos robará mucho más tiempo del programado.

Sin duda uno de los grandes atractivos de Kioto a parte de sus espectaculares templos son las calles próximas al famoso templo de Kiyomizu Dera, su corte tradicional en cuanto a arquitectura y su orografía en cuesta hacen de Sannenzaka y Ninenzaka dos de las calles más famosas y fotogénicas de la ciudad. Y es que nos encontramos en Higashiyama, una de las zonas históricas mejor preservadas de Kioto.

Caminar por sus empinadas calles, y a pesar del bullicio de gente que seguramente os encontrareis en horas centrales del día, te transporta en cierta manera a otras épocas más antiguas, las casas tradicionales, los templos, y las tiendas, que, aunque ya con estética más de nuestros días, ofrecen productos típicamente japoneses, como cerámica, té verde y todo tipo de gastronomía japonesa.

Camino del impresionante templo Kiyomizu Dera, empezamos a recorrer cuesta arriba Sannenzaka cuando de repente nos sorprendió una bestialidad de tormenta de verano tan típicas en Kioto en días calurosos, rápidamente fuimos a cobijarnos junto con otras personas a la entrada de un hotel, nuestra intención era correr bajo la lluvia en alguna dirección y lograr alcanzar algún restaurante o algún local donde pudiéramos tomar algo mientras amainaba, pero salir de nuestro refugio ya era imposible, porque la lluvia ya era torrencial y estaba acompañada de truenos y relámpagos, así que, como nuestros improvisados compañeros de refugio, nos resignamos a esperar a que amainara.

Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando de repente la recepcionista del hotel nos invitó a todos a entrar a la recepción y sentarnos tranquilamente mientras pasaba el chaparrón, muy agradecidos entramos, dejando nuestro calzado a la entrada. Tras una media hora de llover a mares, parecía que la tormenta arreciaba por lo que empezamos todos a prepararnos para salir a la calle, despidiéndonos con mucho agradecimiento de nuestra amable anfitriona pusimos rumbo a la puerta cuando de repente nos llama para regalarnos un paraguas. Cova y yo no sabíamos como agradecérselo (en cuanto vimos una tienda compramos un paraguas y volvimos a devolvérselo agradecidos).

El caso es que proseguimos nuestro ascenso por Sannenzaka hasta darnos de bruces con la impresionante entrada del no menos impresionante Kiyomizu Dera, al cual entramos poco a poco mientras íbamos fotografiando los diferentes edificios del templo y disfrutando de las magníficas vistas desde la colina, un templo que por cierto estaba en obras de mantenimiento en el momento que lo visitamos (lleva ya varios meses así), teniendo su pabellón principal cubierto por andamios y lonas, aun así la visita merecía totalmente la pena, tras la tormenta el cielo iba despejándose y dadas las horas de la tarde el sol colaba sus rayos entre las nubes que empezaban a tomar un tono anaranjado de la puesta de sol, desde uno de los miradores del templo el espectáculo era tremendo, con la pagoda presidiendo las vistas y la ciudad de Kioto al fondo, la postal era bucólica.

Después de decenas de fotos al inolvidable momento, decidimos salir del templo y caminar por la otra calle, Ninenzaka, que es aun mas espectacular que la primera, a esas horas los comercios ya habían cerrado en su mayoría, por lo que la calle empezaba también a vaciarse de turistas, a lo largo de toda la tarde habíamos visto a no pocas chicas y también algún chico vestidos de manera tradicional con preciosos kimonos, haciéndose decenas de fotografías por el entorno del templo y las calles, según bajábamos por Ninenzaka, en busca de una de las fotos más icónicas de la ciudad (la calle con la pagoda de Yasaka), nos encontramos con un grupo de gente esperando para fotografiar la puesta de sol, pero lo más interesante en ese momento estaba unos metros más abajo, y es que una chica ataviada con un bonito kimono, realizaba una sesión fotográfica con un fotógrafo profesional, ocasión que no desaproveché, aunque no soy yo mucho de sacar fotos “robadas” a otras personas, para inmortalizar la estampa de la foto… Solo espero que si un día la chica da por casualidad con esta foto, y aunque seguramente no sea de la calidad de las que le estaba tomando el fotógrafo, le guste y se lo tome a bien, a mí solo me queda darle las gracias por darme la ocasión de realizar tan bonita estampa.




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