lunes, 25 de febrero de 2019

PLAYA DE CAMPIECHO (CADAVEDO - ASTURIAS - ESPAÑA)



El litoral asturiano está lleno de lugares de ensueño, playas encantadoras con paisajes que parecen sacados de “otro mundo”. Algunas son muy conocidas, y otras aún son extrañas para la gran mayoría, y digo aun, porque con esto de Instagram y Facebook cada vez tenemos más “ventanas” al mundo y estos lugares empiezan a llenarse de gente curiosa y sobre todo fotógrafos buscando instantáneas espectaculares.

Si nos centramos en estas playas semidesconocidas del litoral de este paraíso llamado Asturias, tenemos un gran tramo repleto de arenales impresionantes en el occidente de la región. En los concejos de Valdés y Cudillero, por ejemplo, podemos encontrar una buena cantidad de ejemplos, siendo posiblemente la más “famosa” dentro de estas, la playa de Gueirua, con sus escarpados acantilados y las retorcidas formas de sus rocas erosionadas por el mar acompañadas de unos flysch (formaciones rocosas muy bajas y alargadas que se adentran en el agua), que posibilitan unas tomas fotográficas alucinantes. Pero, aunque Gueirua posiblemente sea la reina de la fotogenia, no hay que despreciar otros arenales que se encuentran muy próximos como es el caso de Portizuelo o Campiecho, donde esta tomada la foto de hoy.

La playa de Campiecho se encuentra muy cerca de Cadaveo, y aunque no está muy señalizada sus accesos son buenos, incluso podemos llegar en coche a ella. En sí, la playa, a primera vista puede no resultar muy espectacular, pero es cuando comenzamos a andar por ella cuando empezamos a ver como aparecen estructuras rocosas impresionantes, y es cuando parece que ya no se puede avanzar más de manera segura, cuando empieza el verdadero espectáculo.
Hay que remarcar aquí que es preciso consultar la tabla de mareas para poder acceder a esta zona en bajamar, y no arriesgarse, ya que uno puede quedar aislado por el agua, o peor aún sufrir caídas bastante aparatosas.

Al poco de comenzar a caminar por grandes piedras, empezamos a divisar el singular monolito de piedra que vemos a la izquierda de la imagen, un agujero en su centro y numerosos charcos de agua estancada de la pleamar ya hacen una imagen bucólica y que el pequeño esfuerzo merezca la pena. Pero no debemos quedarnos aquí, hay que avanzar un poco mas para encontrarnos a nuestra izquierda, excavada por la fuerza del mar en el acantilado, una pequeña cueva, con dos salidas.

En un principio puede dar algo de reparo el entrar en ella, pero no reviste mucho riesgo, más allá de tener cuidado con la altura del techo en algunos sitios y también el que se pueda desprender alguna roca de su techo (siempre hay que tener cuidado con esto en las cuevas del litoral). Desde dentro se pueden tomar fotos espectaculares, del mar y del risco del que hablábamos antes.

Yo he visitado dos veces la playa, la primera en un día lluvioso de verano, no me permitió por las condiciones de luz, tomar fotos muy llamativas. Así que pasé meses buscando la oportunidad de volver por la zona. No fue hasta el otro día, cuando pasamos un estupendo y soleado domingo por Luarca, cuando conduciendo por la autopista de vuelta a casa, decidí desviarme hasta la playa a pesar de que quedaban pocas horas para la pleamar, a ver si podía tomar una foto con mejores condiciones de luz.

Cuando llegamos a la playa la marea estaba ya bastante alta y el caminar por ella era bastante dificultoso, en especial para Cova, que no iba con el calzado adecuado, por lo que decidimos que ella esperaría y yo me acercaría a la cueva a tomar unas fotos rápidas. Cual fue mi sorpresa que al llegar a la cueva me la encontré muy cambiada respecto a lo que era meses atrás. Una muestra mas del descomunal poder de la naturaleza.

La cueva se encontraba llena de enormes rocas que la fuerza del mar había arrastrado y acumulado en su interior, así la altura disponible era menor y carecía de los charcos de agua estancada que actuaban como espejos reflejando el entorno. Una pequeña decepción me abordo, pero tenía muy poco tiempo, como las rocas imposibilitaban el acceso a la parte más profunda de la cueva caminé de un lado a otro tratando de encontrar la mejor imagen, configuré la cámara de manera rápida y tomé unas 20 fotografías con diferentes parámetros. No quería preocupar a Cova y tampoco quería mojarme al volver. Así que salió lo que salió, más contento que la otra vez, pero aun no satisfecho del todo, espero volver una tercera vez para obtener esa toma que tengo en mente y que se me resiste.


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