jueves, 3 de enero de 2019

LA ORACIÓN COMO MODO DE VIDA (TEMPLO DE SENSOUKARAM - LUANG PRABRANG - LAOS)


La creencia religiosa en Laos está dividida en dos grandes religiones que conviven en paz y armonía, por una parte, están los animistas, que suelen concentrarse en las remotas aldeas de las selvas y montañas y por otra parte tenemos al budismo, muy común en esta parte del mundo y que en Laos forma la religión mayoritaria. Para las familias humildes de Laos, que uno de sus hijos se convierta en monje budista es una satisfacción, tal vez la vida de los monjes sea dura y austera, pero así estarán seguros de que a su hijo no le faltara un plato de comida ni educación.

Los monjes budistas en Luang Prabang comienzan su jornada muy temprano, a las 4 de la mañana, un poco antes de salir el sol, se ponen en pie para prepararse para el Tak Bak, la ceremonia de entrega de limosnas que les aportara comida para el día. Una vez terminada dicha ceremonia toca poner a punto todo el recinto del monasterio, así si paseáis por los alrededores los veréis hacer decenas de tareas, para luego empezar los más jóvenes con las horas lectivas en las que no solo les inculcan menesteres religiosos, si no también materias como las que pueden estudiar en cualquier colegio. Una intensa jornada que se ve interrumpida por las horas de comida, y que continua a la tarde con diversas oraciones y aprendizajes espirituales varios.

El día anterior una dolorosa contractura me había dejado en la cama prácticamente la mayor parte del día tampoco había mucho que hacer ya que en Nong Khiaw el monzón provocó que las lluvias fueran torrenciales durante casi toda la jornada. Por lo que ese día de nuevo en Luang Prabang yo tenía muchas ganas de aprovechar y dar una vuelta por la ciudad. Mientras Cova se quedaba dándose un relajante baño en el precioso hotel en el que nos alojábamos, Aitor y yo nos fuimos de paseo. Caminamos por las callejuelas, alejándonos un poco de las calles principales tratando de buscar esa parte de la ciudad algo más alejada del turismo. Al final de la caminata decidimos volver rápido al hotel ya que, a lo lejos, sobre el Mekong, unos negros nubarrones empezaban a descargar otra vez agua acompañados de truenos, no quedaría mucho tiempo antes de que nos pillara y no teníamos ganas de llegar empapados al hotel. Así que aceleramos el paso. Pero hubo un momento en el que nos paramos ya que la escena llamo nuestra atención, desde la calle se escuchaba a los monjes con sus oraciones, y decidimos acercarnos, ahí desde el patio del monasterio se veía el interior de uno de sus edificios, donde un monje mayor impartía enseñanzas a los jóvenes, sin hacer ruido me acerque a la puerta, lo justo para no molestar, y les tome fotos. Bien merecía arriesgarse a que la tormenta nos pillara…







No hay comentarios:

Publicar un comentario