miércoles, 9 de enero de 2019

EL CABLE CAR, UN INCANSABLE MEDIO DE TRANSPORTE (SAN FRANCISCO - CALIFORNIA - EEUU)




Una de las fotos más famosas de la ciudad de San Francisco es la de los antiguos tranvías transitando sus empinadas calles. Y es que, pese a que la ciudad cuenta con abanico bastante decente de transporte público, el tranvía sigue casi siglo y medio después, recorriendo las calles.

Tenemos que hacer aquí una aclaración importante y es que en San Francisco podemos encontrar dos tipos de tranvías con dos nombres diferentes por una parte están los Street Cars, que son tranvías algo más modernos en su diseño, pero no por ello actuales si no que muchos tienen más de cien años de historia, estos fueron traídos de diferentes partes del mundo, por lo que presentan diseños tan diferentes entre sí y a su vez los hace muy fotogénicos, recorren la llamada línea F que pasa por numerosos puntos de interés de la ciudad, de estos tranvías hablaremos en otra ocasión.

Por otra parte, tenemos el denominado Cable Car, si, esos tranvías más clásicos, en gran parte de madera y que son los que normalmente vemos en las fotos, bajando por empinadas cuestas y con Alcatraz al fondo. Vamos, los mismos que veis en la foto que hoy os presento.

Inaugurado en 1878, los primeros tranvías eran arrastrados por caballos, idea que pronto se desechó porque los pobres animales quedaban exhaustos después de recorrer las empinadas pendientes de la ciudad. Con la llegada del tranvía a través de cable eléctrico, su popularidad se disparó, e incluso resistió la llegada de los autobuses en los años 20, ya que para muchos ninguno de estos avances tenía el carisma de los viejos vagones de madera del tranvía.

Pero el progreso no entiende de estas cosas, y a mediados de los cuarenta, se pensó seriamente por parte del ayuntamiento de la ciudad en eliminar por completo todas las líneas del tranvía, el clamor popular en contra de esta decisión fue rotundo, por lo que se reconsideró la decisión, y se propuso mantener el tranvía como patrimonio y atracción turística. Así en 1964 el sistema de Cable Car fue declarado Patrimonio Histórico Nacional, y las tres rutas que quedaban cada vez fueron frecuentadas más y más por los turistas, hoy en día es raro no esperar largas colas para poder darte una vuelta en uno y siempre los ves llenos hasta la bandera. Este turismo es que en cierta manera paga sus costes de mantenimiento que son elevados, ya que por ejemplo los cables de su catenaria cuestan la friolera de 20000 dólares cada uno y hay que cambiarlos por el desgaste que sufren, cada pocos meses. De ahí se deduce su caro billete que sale a unos 7 dólares por cabeza.

Nosotros al tener poco tiempo preferimos verlos desde fuera y no esperar las largas colas para subirnos a uno. No fueron pocas las veces que los vimos cruzando las calles de la ciudad y pese a ello no pude sacarles una foto que no saliera borrosa, la única decente, esta que veis, justo al final de la línea Powell – Mason, en su finalización cerca de Fisherman’s Wharf. Justo aquí, y aunque en esta foto no se puede apreciar, los operarios mediante un ingenioso sistema manual, consistente en una plataforma giratoria, dan la vuelta al vehículo para que continúe en la dirección opuesta.



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