viernes, 25 de enero de 2019

BIARRITZ, DE COMO UN PUEBLO BALLENERO ENAMORÓ A UNA EMPERATRIZ (BIARRITZ - AQUITANIA - FRANCIA)




A decir verdad, no es que conozca una gran cantidad de ciudades francesas, pero estoy seguro, por lo que he visto y por lo que dicen de ella en todos los sitios, que Biarritz es una de sus ciudades costeras más hermosas. Situada muy cerca de la frontera española (25 km de Irún), es una ciudad muy fácilmente visitable si estáis por Guipúzcoa.

Originalmente era un puerto de balleneros, un pueblo sin demasiada fama para el turismo. Pero poco a poco con el crecimiento de la ciudad empezó a ser descubierto por gran número de personas que quedaban enamoradas de sus playas y sus preciosas casas. Pero realmente no fue hasta el siglo XIX cuando Biarritz empezó a brillar como destino turístico. Y es que Eugenia de Montijo esposa de Napoleón III, quedó prendada de su belleza y se construyo una residencia palaciega de verano junto al mar, lo que hoy en día es llamado Hôtel du Palais.

Con sus balnearios y sus preciosas playas, Biarritz dejó de ser conocido como un pueblo ballenero para ser visto por la burguesía y las clases altas como un destino de moda, llenándose de glamur y creciendo enormemente en extensión con barrios de ostentosas mansiones.
Con el tiempo se convirtió en ciudad y en un destino turístico al alcance de todo el mundo, popularizándose, sobre todo, gracias a su privilegiada situación geográfica la práctica del surf.
Los atractivos de Biarritz para el turista son inmensos, una costa salvaje, repleta de roquedos en los que las olas chocan violentamente esparciendo el agua en cientos de direcciones, edificios con historia, con esencia vasca y también francesa, largas playas con una arena fina que masajean tus pies, deportes como el surf o el submarinismo y todo el ambiente que genera, rutas de senderismo por los pinares de sus afueras, agradables paseos por su larga costa, bares y restaurantes con encanto y vistas preciosas al atardecer, y por supuesto sus balnearios en los que sanar el cuerpo y el alma con sus terapias.

En la foto podéis apreciar Villa Belza, un edificio de la ciudad famoso no solo por su “extraña” estética en comparación con el resto de arquitectura que lo rodea si no también por las historias que se cuentan de él.

Villa Belza no tiene tampoco mucho de especial, pero su torre lo hace parecerse, salvando las distancias a un castillo que bien podría ubicarse en los Cárpatos, su ubicación encima de las rocas, aislado, casi encima del mar. Su nombre traducido al euskera significa “negro”. Y ahí es donde acaba lo real y empiezan las leyendas que lo vinculaban con brujería, fantasmas y lujuria. Hoy en día tras pasar por varias manos y conocer la decadencia en sus instalaciones, ha sido restaurado y preservado por la ciudad.


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