miércoles, 12 de diciembre de 2018

LA ZONA NEUTRAL, UN LUGAR HORRIBLE DENTRO DEL INFIERNO (CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE SACHSENHAUSEN - ORANIENBURG - ALEMANIA)



Es difícil decir cuál era el lugar más horroroso de Sachsenhausen, cuando nuestro guía se detenía y nos contaba los pormenores, el uso que se le daba al lugar que estábamos viendo, se te ponían los pelos de punta. Pero sobre todo era cuando contaba algún testimonio de alguno de los supervivientes, cuando de verdad te estremecías.

Tu imaginación viajaba a esa época, a la gélida mañana de un día de febrero, y tratabas de ponerte en la piel de los pobres desdichados que sufrieron en sus carnes la locura de aquellos campos de concentración. De aquellos pobres hombres y mujeres, que sufrieron a los tiranos que decidieron que sus vidas no valían nada, ya fuera por el lugar donde habían nacido, por el color de su piel, por amar a quien se decía que no se podía amar, o por creer en otra ideología política.

Joseph es un personaje ficticio, pero representa a muchos otros reales. Aquella mañana abrió los ojos de nuevo para despertar en el infierno, el hedor de su barracón le recordó rápidamente donde se encontraba, ahí a su lado dos compañeros habían perdido la vida esa noche, delgados, enfermos, y con el frío del invierno, no era raro despertar con un nuevo cadáver a tu lado. Daba gracias a su Dios por aguantar un día más, aunque no entendía muy bien porque su Dios permitía que aquella barbarie tuviera lugar.

Se aseó como pudo e intentó abrigarse al máximo con su “pijama” y su gorro para aguantar el frío de aquella helada mañana. Tenían que presentarse en el patio central para pasar revista antes de empezar la agotadora jornada de trabajos forzados.

Mientras caminaba Joseph recordaba cómo no muchos meses atrás salía bien abrigado de su casa de camino a la tienda que su padre tenía en Berlín. Aquella tienda ya no existía, como seguramente tampoco existían sus padres. Joseph les perdió el rastro cuando la Gestapo entró en su casa, y decidieron que no eran unos ciudadanos adecuados para la “sociedad” que aquellos “patriotas” querían construir. Días después estaba solo, atravesando la puerta de un enorme reciento donde se encontró un cartel que decía “el trabajo os hará libres”, pero pronto comprendió que solo había una forma de salir de ese lugar…

Sus pensamientos se vieron súbitamente entrecortados, los oficiales Nazis empezaban a pasar revista para comprobar que todos estuvieran. A su izquierda se encontraba la zona que veis en la foto. La Zona Neutral, ahí a pocos metros, tenían el muro que les separaba de la libertad, antes del muro, una valla electrificada se encargaba de quitar de la cabeza de cualquiera la tentación de salir corriendo y saltar el muro.

Joseph formaba situado muy cerca de la Zona Neutral y eso le intranquilizaba sobremanera. El cartel que se veía en ella lo decía muy claro, cualquiera que pisara esa zona sería abatido sin mediar palabra por el centinela que estaba observando en la torre de vigilancia a pocos metros de su situación. Y se daba el caso que muchos de los oficiales Nazis eran muy amigos de las “bromas” macabras.

En una ocasión, hacía como cosa de un mes, aunque tal vez fuera más tiempo, ya que ahí dentro se perdía la noción del tiempo. Caleb, un buen amigo de Joseph, fue objeto de una de esas “bromas”. Un oficial medio ebrio, decidió que resultaría divertido quitarle su gorro y lanzarlo a la Zona Neutral. El oficial mirándolo desafiantemente, ordenó a Caleb que fuera a recogerlo, lo cual era una clara sentencia de muerte. Si Caleb entraba en la Zona Neutral en busca de su gorro, el centinela abriría fuego acabando con su vida, si desobedecía la orden, el oficial y sus hombres lo entenderían como un acto de rebeldía por lo que le molerían a palos hasta matarlo. Caleb no podía más, llorando se arrodillo suplicando perdón, no entendía porque le había tocado a él, no entendía que había hecho para estar en ese terrible lugar, y no entendía porque aquellos, que se hacían llamar humanos, eran tan insensibles y crueles con ellos. Estaba cansado, y solo quería descansar, enfermo, escuálido, y lleno de heridas por las palizas que recibía a diario, decidió buscar el descanso eterno. Mientras el ogro que tenía delante le repetía una y otra vez la orden con gesto amenazante, Caleb echó a correr, entró en la Zona Neutral y siguió hasta la valla electrificada, pronto su vida se apagó, de una forma u otra encontró esa libertad… Cuando el oficial paso por su lado Joseph apretó con fuerza sus puños, y no los aflojó hasta que siguió caminando unos metros más allá.

Pero la barbarie siguió durante muchos años, día tras día, mes tras mes, año tras año, se cometieron atroces crímenes en este y otros campos de concentración.

Sachsenhausen fue solo uno de las decenas de campos de concentración que existían en Europa, hoy en día siguen existiendo lugares bastante parecidos en algunos lugares del mundo, e incluso hoy se alzan muchas voces reclamando la vuelta de la sin razón, igual que en la Alemania de los años 30. Joseph al que todas las noches visitan esas pesadillas, no entiende, sentado frente a su televisor, como el ser humano puede ser capaz de tropezar dos veces con la misma piedra.




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