
La que es una de las ciudades más bonitas de Europa, Brujas, es conocida sobre todo por sus torres, sus canales y los puentes que los cruzan, pero eso es lo que se ve en el primer vistazo, si profundizamos un poco sobre que ver en la ciudad os encontrareis con una ingente cantidad de sitios, locales y monumentos que ver, entre los que son una visita imperdible, las puertas medievales y los molinos.
Salir a pasear en bicicleta por esta periferia, se convierte así en una de las mejores cosas que podemos hacer en cualquier época del año, gracias a la cantidad de carriles bici disponibles, lo respetuosos que son los conductores con los ciclistas y la cantidad de áreas que invitan a bajarte de la bici y sentarte un rato a contemplarlas hacen de este paseo una maravilla.
Esta zona, por la que antiguamente se erigían las murallas que protegían la ciudad y que aún pueden verse en algunos sitios, incluidas sus preciosas y bien conservadas puertas que permitían el acceso a la urbe, está llena de zonas verdes, entre las que destaca sobremanera el parque Kruisvest, que nos presenta unas cuidadas praderas salpicadas por preciosos molinos, con cuatro enormes edificaciones entre las que destaca el Sint Janshuis (San Juan), el único de ellos que se encuentra en su lugar original desde el siglo XVIII. Los otros tres, se encontraban en diferentes puntos de la ciudad y fueron trasladados a este lugar y restaurados en 1996.
El excelente estado de conservación de los molinos, y el paisaje en el que están ubicados hace que te apetezca tumbarte en el césped y desconectar de todo. Nosotros así lo hicimos mientras dábamos cuenta del desayuno que habíamos comprado antes de alquilar las bicicletas. El día había amanecido frío, con una buena helada, era aún muy temprano, pero el sol empezaba a calentar el ambiente y se estaba genial, era el principio de una mañana inolvidable.
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