Una cosa que me gusta mucho hacer cuando visito grandes ciudades, es buscar rincones poco conocidos, aquellos a los que el turismo masivo aún no ha llegado, sitios con un encanto especial que por norma general ya sea por una u otra razón, contrastan con la tónica general de la ciudad. Algunos de estos sitios suelen rebosar de arquitectura y arte alternativo en su entorno, un fresco legado de las personas que suelen habitarlos o frecuentarlos.
La mayoría de estos sitios alternativos han pasado a ser turísticos, cada gran urbe europea tiene algún barrio “underground” sumamente famoso, sin ir más lejos, ¿Quién no conoce el mítico Candem Town de Londres?, ¿O el menos alternativo, pero no por ello menos encantador Covent Garden de la misma ciudad? Pues bien, hoy voy a hablaros de un pequeño y semi desconocido rincón de Covent Garden, Neal´s Yard.
Oculto a las miradas de los miles de turistas que visitan diariamente el popular barrio londinense, Neal´s Yard supone un oasis de color en una ciudad que arquitectónicamente no destaca por su colorido. Para acceder a esta plaza, hay que meterse por estrechos callejones que de primeras no dan la impresión de llevar a tan encantador lugar. Sus fachadas adornadas con flores, sus coloridas ventanas y su animada vida, con cafés, tiendas especializadas en comida saludable, bienestar y salud, peluquerías, etc. Hacen de Neal´s Yard una visita más que recomendada cuando como yo, ya has visitado la ciudad unas cuantas veces y quieres algo nuevo.
Su origen data de los años 70 cuando el escritor Nicholas Saunders, que era muy bohemio el, se estableció en la zona y empezó a darle vida a la plaza, pronto, el rincón se volvió sumamente popular entre los hippies, lo cual hizo que los negocios en la zona proliferaran, rehabilitando no pocos locales, y llenándose de tiendas de arte alternativo, tiendas de comida sin procesar, y demás negocios. Incluso aquí, en Neal´s Yard se encontraba el estudio de los famosos y geniales cómicos Monty Python.
Tal vez hoy el ambiente ya no sea tan bohemio y autentico como lo era entonces, pero no hay duda de que la pequeña plaza sigue manteniendo una gran parte de ese atractivo, un ambiente que hace que al entrar en ella te relajes y te olvides un poco de la gran ciudad, tomarte algo en sus cafeterías, o degustar un buen plato de comida saludable, mientras disfrutas del acogedor ambiente.
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