El lago Yamdrok, es uno de los tres grandes lagos tibetanos, sagrados para los budistas tibetanos, constituyen una gran parte de las reservas de agua del altiplano tibetano.
Visitar Yamdrok es bastante fácil desde Lhasa, si seguimos dirección sureste de camino a otra ciudad llamada Gyantse, llegaremos en poco tiempo a ver el lago, la carretera va siguiendo su sinuoso contorno y podemos parar en numerosos sitios de belleza incomparable, con las enormes cordilleras que salpican todo el altiplano de fondo. Sus aguas de color turquesa, y la vida que se desarrolla en sus orillas, tanto humana como salvaje, bien merece dedicarle una gran parte del día.
Nosotros no veníamos de Lhasa, sino de la cordillera del Himalaya, tras pasar una muy fría noche a los pies del Everest, nos dirigíamos a Gyantse, parando a cada poco para admirar el lago, cada vez que salíamos del vehículo era una gozada, no solo por el sol de aquella mañana, que nos quitaba cada vez más el frío que la noche nos había metido en el cuerpo, sino porque una vez fuera, ahí, en medio de una tierra desconocida, a más de 4000 metros de altura, y a miles de kilómetros de tu zona de confort, no podías dejar de pensar que estabas en uno de los sitios más bonitos del mundo y querías que todo cuanto estabas viendo se quedara para siempre en tu mente.
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