domingo, 9 de junio de 2019

CUANDO LA ESCRITURA ES UN ARTE (PALACIO DE VERANO - PEKÍN - CHINA)



Si hay algo que da miedo a todo aquel que visita Asia y sobre todo China, es el idioma, muchos viajeros temen enfrentarse a esta barrera en sus viajes, he de decir ya de antemano que yo nunca he tenido demasiados problemas con ello, no por saber el idioma, por supuesto, sino porque al final si las dos partes quieren, solo hay que usar el ingenio y la voluntad para entenderse mutuamente.

El idioma chino es complicado, muy complicado para los extranjeros, hay que tener en cuenta que China territorialmente hablando, es en sí un continente, su enorme extensión hace que cuente con muchas etnias repartidas por su territorio, que cuentan con numerosos dialectos que a veces hacen de por si idiomas muy diferentes. La etnia mayoritaria en China es la Han, y el lenguaje que hablan estos, es la lengua China oficial en el país, también conocida como Mandarín. Un idioma hablando por unos 850 millones de personas, que hace que sea con diferencia la lengua mas hablada del mundo. Por “suerte” existe el Pinyin, la transcripción fonética del Mandarín al alfabeto latino… pero aun así resulta complicado. Y es que una palabra puede tener diferente significado dependiendo de la pronunciación, y a veces dependiendo de como la pronunciemos puede tener significados muy, muy diferentes.

Pero si hay algo ininteligible para los viajeros en general, es la escritura… tan bonita como enigmática para un occidental, la escritura tradicional en China es un verdadero arte gráfico, los caracteres chinos, llamados hanzis, representan a través de sus trazos, pictogramas, que son una representación simplificada de cosas o acciones. Hoy en día se han simplificado algunos caracteres tradicionales, para facilitar la escritura. Existen unos 10000, aunque se dice que con conocer unos 4000 es suficiente. Aun así, esta cantidad se antoja para un profano en el idioma una bestialidad y para un nativo mucho tiempo de estudio para conocerlos y escribirlos correctamente.

Así la escritura con una correcta caligrafía de estos hanzis se considera un verdadero arte, y a lo largo de todo el país podemos admirar magnificas muestras de este, mediante exposiciones, o simplemente paseando por los parques. En ellos muy habitualmente veréis muchas personas practicando la caligrafía en el suelo, con un enorme pincel, y agua…
Si, con agua, creando un arte tan precioso como efímero, con una duración dependiente del tiempo que el calor del sol tarde en evaporarlo. Simplemente motivados por placer de practicarlo, podéis observar a personas que con rápido y certero trazo van dibujando estos símbolos en el suelo, les da igual que sus trazados no queden para la posteridad, simplemente sonríen y disfrutan del momento. Les da igual que sus creaciones no permanezcan para siempre, simplemente las crean y las dejan ir. En perfecta armonía con el entorno, sin ensuciar nada, solo arte, o como ellos lo definen, energía en movimiento, reflejada en trazos en una superficie, con tiempo y ritmo.

Con el sol poniéndose en el horizonte encontramos a este señor en el Palacio de Verano, a su alrededor se congregaba una pequeña multitud de gente observando la armonía de sus movimientos y la perfección de sus trazos, nos hubiese gustado pasar más tiempo observándolo, pero todo el entorno era una maravilla y no queríamos perdernos nada, después de unos minutos observando nos dirigimos a fotografiar la puesta de sol a la orilla del lago Kunming.



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