lunes, 8 de octubre de 2018

CAÑON DE ZION DESDE OBSERVATION POINT (PARQUE NACIONAL DE ZION - UTAH - EEUU)



No importa cuántas veces planees las cosas, no importa la dedicación que le pongas a tus viajes, la naturaleza decidirá como los vivirás. Posiblemente este viaje a EEUU es el que más había planeado nunca, todo estaba calculado al milímetro, para aprovechar el mayor tiempo posible y disfrutar de todas las cosas que un viaje así conllevaba. Unos primeros días de parques nacionales y los últimos de ciudades, un roadtrip alucinante.

El caso es que pocos días antes de coger el avión, los servicios meteorológicos estadounidenses anuncian una pequeña ola de frio, y además parece que va recorriendo el país a nuestro ritmo, ya que descarga justo por donde pasamos y luego pocos días después vuelve el buen tiempo. Pese a que a nosotros nos encantan los climas fríos y solemos huir del calor, el viaje, y su planteamiento demandaba si bien no calor, al menos días despejados en los que poder admirar con claridad la magnificencia de la naturaleza.

Pero a mal tiempo buena cara, y nosotros además nos adaptamos a cualquier situación, así que pensamos que si bien las condiciones no eran óptimas para algunas cosas, si lo eran para otras, el caminar por el monte con lluvia es un placer único, parece que sientes aún más la naturaleza. Los paisajes tienen sus cosas únicas también, la niebla entre los árboles, la vegetación mojada, la tierra brillante e incluso (como nos pasó también en este viaje) la nieve. El evitar Las Vegas en fin de semana, me llevó a planificar una ruta por Utah antes de visitar Arizona y volver a Nevada, por lo que en la visita al elevado estado nos llevaría a conocer dos emocionantes y preciosos parques nacionales. Zion y Bryce.

El Parque Nacional de Zion suele ser descartado o visto de pasada por gran cantidad de turistas extranjeros que visitan la zona con prisa y ganas de ver las grandes atracciones de la zona como Bryce o el Gran Cañón. Y ahora mismo puedo decir que es un gran error, ya que el parque nos da posiblemente una de las mejores experiencias visuales que podéis tener en este trozo del planeta. El parque esencialmente está constituido por un gran cañón de 24 kilómetros de longitud y hasta 800 metros de profundidad que fue excavado durante millones de años por el rio Virgin.

Solo recorrerlo en coche (o en autobús en la temporada alta) ya se convierte en un placer para los sentidos, ahí recorriendo la carretera asfaltada con un tono rojizo para no desentonar con el paisaje podemos ser testigos desde la profundidad del cañón de las enormes paredes y montañas que nos observan, sus colores con fuertes contrastes entre el marrón, el rojo, el blanco y el verde de los árboles, hacen de ellas un espectáculo de color, que llamará vuestra atención a uno y otro lado de la carretera. Durante el trayecto que recorre la carretera observaremos varias paradas que son el comienzo de diferentes rutas de montaña, todas bien definidas e indicadas para que cada persona, según su condición física o tiempo de estancia pueda disfrutar de la naturaleza del parque.

Ahora bien, en el parque hay tres “excursiones” que son las más solicitadas por aquellos que buscan emociones fuertes, un buen recorrido por la naturaleza, y unas buenas vistas del parque. The Narrows que nos lleva a meternos en el propio rio en una caminata de 14 millas. Observation Point, que nos obliga a superar un desnivel de más de 650 metros, partiendo desde el mismísimo fondo del cañón y recorriendo 8 millas ida y vuelta. Y por último Angels Landing, una preciosa caminata que si bien no sube tanto como la anterior tiene un final de ruta en el que la espectacularidad y la peligrosidad se dan la mano, con estrechos caminos en los que un paso en falso puede hacerte caer por el precipicio.

Por eso mismo y pese a que ya la teníamos planeada, decidimos descartar Angels Landing en favor de Observation Point, y es que la incesante lluvia que caía ese día hacia muy poco recomendable una ruta ya de por si peligrosa. Habíamos leído que Observation Point era un recorrido aún más bonito y aunque no podemos comparar con la otra, podemos decir que sus paisajes mientras asciendes son prácticamente insuperables, dividiéndose el trayecto en 4 tramos, primero empezamos un ascenso suave que nos va deleitando con vistas al cañón, poco a poco empezaremos a observar cómo vamos subiendo en altura hasta obtener unas vistas preciosas, pero ahí no acaba la cosa, lo que viene a continuación es el cañón Echo, un estrecho cañón formado por el agua que supondrá no solo un descanso de tanta subida si no también un descanso visual al meternos entre sus paredes. Pero pronto empezaremos otra vez a subir, esta vez las vistas dan mayormente a la cara contraria pero no por ello son menos espectaculares, aquí subimos sin parar, y no serán pocas las veces que tendréis que parar a tomaros un leve descanso con la excusa de admirar el paisaje, el tramo final se hace ya desde la cima de la montaña en un paraje arcilloso con vegetación, desde ahí después de una leve caminata por un terreno bastante llano, llegaremos al ansiado mirador que nos ofrece estas preciosas vistas del cañón.

Cuando llegamos arriba la lluvia era fuerte y la niebla por ocasiones cubría el valle, nos sentamos resignados a esperar a que amainara, mientras dábamos cuenta de la comida de nuestras mochilas, empapados, pronto observamos como la lluvia nos daba un breve respiro que aprovechamos, ya muertos de frio, para tomar alguna que otra fotografía. Aun con la espina clavada de no haber podido disfrutar de la vista más despejada tuvimos que emprender el camino de vuelta para que no se nos hiciera de noche y así poder admirar el parque desde nuestro coche mientras lo atravesábamos por la carretera Carmel con destino Panguitch, que sería nuestra parada esa noche, cerca de Bryce. Después de habernos desanimado por la predicción del tiempo, salimos del parque muy contentos por la experiencia, y aunque al día siguiente daba nieve en Bryce, nos sentimos muy afortunados por lo que estábamos viviendo.



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