Sin duda el Parque Nacional de Timanfaya es el gran atractivo de Lanzarote, pero no hace falta decir que la isla en si es un gran atractivo natural. La naturaleza volcánica de la isla hace que cada rincón de su terreno sea digno de admirar.
Nosotros, que nos pasamos dos semanas en sus tierras no paramos de movernos a un sitio y otro, fascinados por las cosas que veíamos. Una de sus formaciones más famosas es el Charco Verde, o también conocido como Charco de los Clicos (los Clicos eran unos mariscos que abundaban en la zona, hoy en día extinguidos).
Situada en el Parque natural de los volcanes, esta laguna verde debe ser una visita imprescindible de todo aquel que visite Lanzarote. Y es que la zona en la que se encuentra bien puede ocuparnos con su visita un par de días, y como la isla es pequeña podemos ir las veces que deseemos. La laguna está situada en un antiguo cráter que con el tiempo ha visto derruida uno de sus márgenes por la fuerza del mar, creando así una pintoresca playa de arena negra.
El agua del océano se filtra a través de grietas subterráneas hasta la zona del charco, donde queda semi estancada, mezclándose con el azufre presente en la zona, la aparición de algas de la especie Ruppia marítima, dieron ese color verdoso a sus aguas. Esta especie de alga hace que las tonalidades de verde cambien según la época que lo visitamos.
Como podéis apreciar el contraste de colores en la playa es un espectáculo para la vista, por lo que os haréis a la idea del porque digo que es una visita imprescindible, y más cuando llegar a la zona es sumamente fácil, con un aparcamiento situado en una población llamada El Golfo, y una brevísima caminata hasta un mirador. Incluso se puede acceder a la playa y pasear por sus negras arenas.
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