Hacer una escapada a la montaña siempre es un placer, y si es por Asturias y por los Picos de Europa mucho más aún. Pero si además la haces con tu familia, la gente que más quieres, no tiene precio, y pese a que ese día no estaba una gran parte de ellos, la escapada fue magnifica y reparadora.
Una vez leí por ahí, no recuerdo donde, que no son las circunstancias las que te dan forma, sino tu manera de reaccionar ante ellas… No estoy del todo de acuerdo con esta frase, ya que si creo que las circunstancias o los sucesos, te dan forma, en cierta manera es inevitable, pero sí que es muy cierto que tu manera de reaccionar ante ellos es la que hace que caigas o te levantes. Por lo que estar con los tuyos es una buena manera de levantarse.
Asturias tiene algo mágico, puede maravillarte vayas donde vayas, y es que esta tierra tiene algunos de los parajes más bonitos del mundo. La verdad que los que íbamos teníamos muchas ganas de hacer esta escapada, asturianos de toda la vida y pese a planearlo alguna que otra vez nunca nos habíamos aventurado a recorrer un tramo de la garganta del rio Cares a través de la famosa Ruta del Cares. Y es que para que todo el mundo pudiera ir sin problemas decidimos buscar una ruta no muy complicada pero que a su vez te evadiera de todo lo que no fuera la naturaleza, es cierto que una ruta como la del Cares con su masificación en los meses estivales no es precisamente la más adecuada para evadirse de la civilización, pero sus paisajes os dejaran embobados más de una vez a lo largo de su recorrido, tanto que os abstraerán de todo lo demás.
Nuestro plan era hacerla desde la parte asturiana en Poncebos, hasta la parte leonesa en Caín, quedarnos a disfrutar de la tarde y hace noche en ese precioso pueblo para luego por la mañana hacer el camino de vuelta y disfrutar del día por la zona. Todo con tranquilidad, sin ninguna prisa.
El origen de esta preciosa senda se remonta a 1916, cuando se construyó un canal para encauzar aguas de la zona de camino a la central hidroeléctrica de Camarmeña – Poncebos, la ruta se abrió en las escarpadas rocas de las montañas para facilitar las tareas de construcción y mantenimiento. Este camino por entonces difícil constituía a veces, con las fuertes nevadas, la única vía de comunicación entre las localidades de Poncebos y Caín. Con el tiempo el canal necesitó ser ampliado y remodelado por lo que en 1945 se iniciaron nuevas obras para ampliar y acondicionar el camino dándole la forma y el recorrido que apreciamos hoy en día, cuando una obra de ingeniería civil se ha convertido en una atracción natural turística.
Su recorrido no es complicado, el camino a pesar de transcurrir en su mayor parte a lo largo del desfiladero, excavado en la roca y a gran altura, es bastante ancho en casi todos los puntos, bien acondicionado, y apto para casi todo el mundo. No tiene mucho desnivel, y el único impedimento que encontraremos es que hay pocos sitios en los que resguardarse del sol un día caluroso de verano. Normalmente la gente suele realizar el tramo que va desde Poncebos a Caín, o viceversa. Unos 11 kilómetros llenos de belleza que se realizan en unas cuatro horas, ahí es donde podemos elegir si quedarnos en una de las dos localidades o dar la vuelta haciendo así un total de unos 22 kilómetros. Cualquiera de las dos opciones es válida y recomendable. Eso sí, hacerla sin prisas, parando donde tengáis que parar, descansando y admirando la naturaleza y siempre por supuesto hacerlo con ropa y calzado adecuada y extremando las precauciones, ya que aunque como comentamos es un recorrido fácil, no está exento de peligros. Por supuesto los fines de semana por el verano encontrareis la ruta congestionada de gente, aunque muchos solo se aventuran a hacer un pequeño tramo y dar la vuelta. De todas formas, sea el día que sea disfrutareis de lo importante, el fabuloso paisaje de la garganta del Cares, y descubriréis que no es en vano el otro nombre que se le da, la Garganta Divina.
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