Paraos a pensar por un momento cuantas veces habéis visto este puente a lo largo de vuestra vida… Incontables, ¿verdad?. Y es que si no el más famoso, si uno de los más famosos del mundo. El puente de Westminster es sin duda uno de los iconos de Londres. Su ubicación, justo al lado del palacio de mismo nombre y de la famosísima torre del Big Ben, hace que cada día sea cruzado e inmortalizado por miles de personas.
El siglo XVIII vio como la ciudad de Londres crecía sin parar, pronto el Puente de Londres se quedó escaso para la cantidad de gente que necesitaba cruzar el Támesis a diario, por lo que se vio necesaria la construcción de un nuevo puente, así durante doce años, desde 1738 se construyó el puente original, que permitió el desarrollo de la ciudad por esa zona. El caso es que el tiempo no perdona a nadie, ni siquiera a las construcciones, por lo que poco mas de un siglo después, en 1862 se construyó otro puente que sustituyó al original, y es el que con algunos pequeños cambios estéticos, perdura en nuestros días.
Si visitáis Londres, no os quepa duda de que tarde o temprano lo atravesareis, y es que pese a que hoy en día podemos cruzar el Támesis por muchos más puentes, el Puente de Westminster ejerce una poderosa atracción para todo el mundo, y os veréis cruzándolo una y otra vez con el objetivo de buscar la instantánea más espectacular.
No os preocupéis, todo el mundo lo hace, su superficie en horas punta, es un hervidero de gente haciéndose selfies, y los márgenes al Támesis más próximos al puente también están atestados de “fotógrafos”. Cuando os canséis de las fotos, podéis caminar hacia uno de sus extremos, para seguir disfrutando de la ciudad, a un lado y ya pasando el recinto del Palacio y el Big Ben, tenéis bien cerca la abadía de Westminster, y luego, pues por ejemplo, podéis caminar por St Jame´s Park camino de Buckingham Palace.
Si lo hacéis al otro extremo pronto vuestra mirada se dirigirá a la enorme noria London Eye, y podéis continuar un largo y entretenido paseo por South Bank, que si queréis puede terminar en el otro puente icónico de la ciudad, el Tower Bridge. Pero no tenéis porque realizar este recorrido, podéis caminar en cualquier dirección, pronto Londres os sorprenderá con una vista algún monumento, a algún espectáculo o a alguna agradable zona verde, o algún local en el que tomarte una buena pinta. Solo tenéis que caminar y estar dispuestos a dejaros sorprender.
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