miércoles, 15 de agosto de 2018

LA PENÍNSULA DE RAILAY, UN PARAÍSO ESCONDIDO EN TAILANDIA (KRABI - TAILANDIA)

Si algo le sobra a Tailandia son playas espectaculares, a lo largo de su geografía nos podemos encontrar con un sinfín de arenales bañados por cristalinas y cálidas aguas, ya sea en su territorio continental o en alguna de sus numerosas islas a las que hoy en día, en su mayoría podemos acceder mediante excursiones en barco.

Pero en la provincia de Krabi aún hay una zona, unida al continente a la que no se puede acceder a pie, una pequeña y paradisiaca península inaccesible por tierra debido a una alta barrera de montañas y acantilaos, que la convirtió durante mucho tiempo en un rincón escondido de la costa del mar de Andamán, hoy en día, con el auge del turismo Railay ya no es un destino desconocido y cientos de turistas la visitan a diario. Incluso puedes alojarte en uno de los numerosos alojamientos presentes en la península, desde los más sencillos a lujosos resorts. Pero si no, es muy fácil coger uno de los botes que a cada poco parten desde Ao Nang o Krabi a Railay.

Una vez ahí puedes aprovechar el día entero hasta la salida de los últimos barcos de vuelta. Puedes tirarte en algunas de sus playas a tomar el sol, bañarte en sus cristalinas aguas, sentarte en una de las terrazas de sus establecimientos mientras te tomas una refrescante Chang o una Shinga y observas el paisaje, meterte en una fresca cueva para esconderte un rato del sofocante calor, hacer una pequeña ruta de senderismo de camino a un espectacular mirador y una preciosa laguna, practicar escalada por alguna de sus rocas, bordear su costa en kayak, y un no parar de actividades más. Incluso algunos barcos salen de sus playas a las famosas islas Ko Phi Phi y Ko Lanta.

Después de comer en un restaurante en la playa oeste, salí a dar un paseo por la arena, abarrotada de gente esperando para hacer alguna de las actividades mencionadas antes, me dirigí como no, al agua, ahí entre las barcazas no pude parar de tomar fotos, aunque la posición del sol no era la adecuada, y fastidió la mayor parte de ellas, alguna se pudo salvar. Hacía calor y las ganas de pegarse un baño aumentaban por momentos, así que decidimos que era hora de bañarse, pero esta playa estaba demasiado saturada de barcazas así que nos movimos a visitar la playa de Ao Phra Nang a la que accedimos por un precioso y refrescante sendero, esta playa era mucho más tranquila, con menos embarcaciones y con más gente bañándose, buscamos un sitio a la sombra intentando escapar del sol que a esa hora del día era abrasador, y entre baños, paseos y demás se nos pasó la tarde volando, tanto que cuando nos dimos cuenta ya se nos había hecho bastante tarde.

Mientras volvíamos a Ao Nang con alguna de las últimas embarcaciones que partían de Railay, el sol iba bajando dejando unas estampas alucinantes. En mi, se desató una sensación de que algún día tenía que volver a este lugar maravilloso y aprovecharlo durante varios días alojándome en él, ir al mirador, ver la laguna esmeralda, y hacer alguna de las actividades que proponía.



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