martes, 21 de agosto de 2018

EL PARQUE TIERGARTEN Y SU INMENSA AVENIDA (BERLÍN - ALEMANIA)



Siempre he dicho que una gran ciudad debería de tener al menos un gran parque, un sitio en el que la población pueda perderse hasta el punto de olvidarse de los altos edificios y del ruidoso tráfico, un punto en el que conectar, aunque sea levemente con la naturaleza. Famosos son Central Park en Nueva York, el precioso Hyde Park en Londres, El Retiro en Madrid, o incluso salvando las distancias (por tamaño me refiero) el Campo de San Francisco aquí en Oviedo. Y por supuesto este que podéis apreciar en los márgenes de la carretera, el enorme y precioso Tiergarten.

Pero dejémonos de divagar y presentemos la foto, una fotografía que, aunque algo fría (la luz del sol jugaba malas pasadas) esconde multitud de cosas, la primera que os llamara la atención es la Puerta de Brandemburgo, ahí majestuosa al final de la carretera, uno de los iconos de Berlín, más al fondo, esquinado a vuestra izquierda está la no menos famosa Torre de la Televisión de Berlín (Fernsehturm), una estructura desde la que podemos obtener increíbles vistas 360º de la ciudad. A la izquierda se puede observar levemente el Monumento Soviético de Tiergarten, un lugar no exento de polémica ya que se erigía en la parte occidental de la capital alemana cuando esta estaba dividida. Pero de todos estos interesantes lugares ya hablaremos en su debido momento.

Hoy le toca a Tiergarten. Situado en el centro de la ciudad, este enorme parque de 210 hectáreas, supone un pulmón verde donde perderse a través de sus múltiples senderos. Antiguamente era un coto de caza para la aristocracia y las clases más adineradas, hasta que a finales del siglo XVII fue decretado como parque de ocio para la población. Durante el negro periodo Nazi la avenida que lo atraviesa fue testigo de no pocos desfiles militares, y durante y después de la guerra, el propio parque fue prácticamente deforestado tanto por el ejército, como por la población de la ciudad, para aprovechar su madera para calentarse en los fríos inviernos berlineses.

Hoy en día el parque ha recuperado su esplendor, pasear por el mismo se convierte en una experiencia muy agradable sea en verano o en invierno. Nosotros hicimos nuestra visita en febrero, con un paraje en la que la mayoría de los árboles estaban sin hojas y los pequeños lagos helados, el largo paseo que nos dimos por él, después de visitar el Reichtag (y después de meterme entre pecho y espalda un sabroso Currywurst a modo de almuerzo), nos sentó de maravilla, cuando volvíamos del mismo, decidimos acercarnos a la enorme avenida a tomar algunas fotos, entre ellas esta. Los semáforos y el escaso tráfico a esas horas jugaban a nuestro favor a la hora de tomar una instantánea con pocos coches, probamos desde numerosos puntos, pero después de una mañana intensa el hambre ya apretaba, por lo que nos conformamos con las que habíamos hecho y nos fuimos rápido a comer.





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