sábado, 9 de junio de 2018

SOBRE BUDAS Y MUDRAS, EN EL TEMPLO DEL BUDA RECLINADO (BANGKOK - TAILANDIA)



Sin duda uno de los alicientes de viajar es el proceso de preparación del viaje, sobre todo la parte que trata de empaparse de datos sobre el lugar que vas a visitar, un proceso en el que gracias a los avances de hoy en día, puedes hacerte una idea más o menos acertada de lo que vas a ver en un tiempo que cada vez empieza a ser más cercano. Y estaréis conmigo que aunque la preparación sea minuciosa, no es hasta cuando pones tus pies en el lugar cuando de verdad entiendes y sientes lo que hasta ahora solo habías visto en fotos o videos.

Esto se magnifica aún más cuando el lugar a visitar es muy diferente a tu hogar. Los primeros momentos es un cumulo de sensaciones, estas alerta, incluso nervioso, todo te llama la atención y empiezas a absorber mentalmente todo lo que te rodea. Tanto que te acabas acostumbrando al entorno en pocos días, y es cuando realmente empiezas a disfrutar al cien por cien de todo, es cuando los pequeños detalles entran en juego. Cosas que van más allá de lo que habías visto en esas fotografías antes de viajar. Indagas, escuchas y aprendes.

Una vez de vuelta, cuando procesé esta foto y otras muchas de estatuas de buda, a mi mente vino uno de esos momentos, el guía que nos acompañó por nuestro crucero por el Mekong, era un chico muy curioso, tanto que después de las interesantes charlas que iba dando al grupo sobre los lugares que visitábamos, le gustaba acercarse a cada uno de nosotros y entablar conversaciones más personales, le encantaba saber sobre nuestros países, y ahí es donde surgían interesantes y cómodas conversaciones en las que todos los interlocutores sacaban provecho. En un momento del viaje, aun en Laos, surgió una conversación sobre las posturas de los budas.

Durante lo que llevábamos de este viaje y en otros anteriores, había visto decenas de estatuas de buda con las más diversas poses, pero nunca me había parado a pensar que podrían significar (supongo por mi poco apego a las religiones), el caso es que el chico empezó a explicarnos que significaban las diferentes poses y posturas de las manos. Resulta que esas posiciones de las manos se conocían como “mudras” y todas tenían un profundo significado para los budistas. Así que ahí estábamos, en una caverna en medio del rio Mekong, medio a oscuras y enfocando con la linterna las manos de las estatuas mientras poníamos atención al chico que nos explicaba cosas que hasta ese momento no habíamos reparado en ellas.

Luego de aquello empecé a fijarme en las posiciones de los buda que iba viendo, unos días después, ya en Tailandia, donde el budismo es la religión mayoritaria, pude ver cientos de ellos, en especial en el templo del buda reclinado “Wat Pho”, uno de los más famosos de Bangkok, donde a parte de la atracción principal, el enorme (gigantesco) buda recostado, hay decenas de salas con hileras de budas en las más diversas poses, la que veis en la foto es el mudra denominado “bhumisparsha”. Como veis la mano izquierda yace sobre el regazo de la estatua con la palma hacia arriba, mientras que la otra mano queda reposada con la palma hacia abajo y extendida con los dedos casi tocando el firme. Esta postura significa la iluminación de Buda bajo el árbol de la iluminación. Así a grandes rasgos la historia detrás de esta pose viene a significar algo así como “la tierra como testigo” y es que según cuentan los budistas, cuando Buda estaba a punto de alcanzar la iluminación, un demonio llamado Mara, intentó distraerlo con burdas estratagemas, cuando Buda alcanzo la iluminación el demonio se burló de el ya que no había ningún testigo que lo hubiese visto, a lo que Buda respondió con el gesto, y con su mano derecha señalado a la tierra, quien respondió “soy testigo”, tras lo que surgió una inundación que destruyo a Mara y a sus demonios.

Una historia religiosa como tantas y tantas, pero que para los budistas tiene un profundo significado y en la que yo seguramente no habría reparado si no fuese por esas pequeñas cosas que no estudias antes de viajar pero que aprendes de manera irremediable al conocer e interactuar con otras personas, que son tan lejanas pero a la vez tan cercanas a ti.




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