En todo viaje hay un día perdido, aquel día me desperté con un dolor de espalda tremendo una contractura me impedía casi girarme y precisamente ese día tocaba desplazarse un trecho hacia nuestro próximo destino, Nong Khiaw, un sitio que tenia un gran potencial para pasar un día y medio inolvidables. Pero como el día había comenzado torcido, siguió con la misma tendencia, al llegar a la zona de destino comenzó a llover torrencialmente, nos alojábamos en un hotel inolvidable, casas de madera individuales con vistas al rio, todo era perfecto menos el clima y mi terrible contractura. Al llegar un gatito nos recibió en la recepción, fue lo único que me alivió el pesar del día, el resto me lo pasé tumbado en la cama mientras por la ventana que daba al balcón veía como llegaba la noche entre la torrencial lluvia. A la mañana siguiente el sol brillaba de nuevo, mi espalda estaba recuperada, y no nos quedaba mucho tiempo, teníamos que volver pronto a Luang Prabang, pero eso no impidió que con ánimos renovados volviera a sacar mi cámara y disfrutar del placer de viajar… el día malo de todo viaje que se precie había pasado!
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