jueves, 6 de agosto de 2020

UN CRIMEN INHUMANO, LA BOMBA ATÓMICA SOBRE HIROSHIMA (MONUMENTO DE LA PAZ - HIROSHIMA - JAPÓN)





Aquella mañana del 6 de agosto de 1945, la vida en tiempos de guerra seguía en Hiroshima, durante la noche no habían parado de sonar las temidas alarmas de bombardeos, habían hecho que sus 350000 habitantes descansaran poco, muchos de ellos ajenos casi por completo a la gran guerra que se había cobrado millones de almas durante años en todo el mundo, empezaban el día a día, su trabajo era lo más importante, el sustento para sus familias no debía de faltar. Hiroshima junto con Kioto había sido sorprendentemente respetada por los bombarderos estadounidenses durante esos últimos meses en los que la Segunda Guerra Mundial iba por fin terminando.

Eran las ocho de la mañana y el bullicio copaba ya sus calles, comercios abiertos, oficinas repletas de empleados, niños que iban al colegio, todo funcionaba dentro de una relativa normalidad en un país en el que los efectos de años de guerra pasaban factura a los de siempre, los más inocentes, la clase trabajadora.

No pasaron muchos más minutos de esa hora cuando un B-29, el temido bombardero estadounidense sobrevolaba el claro cielo de aquel día de agosto, escoltado por otros dos aviones sobrevolaba la ciudad, los asustados japoneses que observaban la escena, pronto quedaron cegados siendo la última imagen de sus vidas.

El Enola Gay, había soltado a Little Boy, la primera bomba atómica de la historia lanzada sobre poblaciones habitadas, desatando el infierno en la zona.

La bomba tardó 43 segundos en caer, explosionó a unos 600 metros de altura sobre el centro de la ciudad causando una bola de fuego de 28 metros de diámetro y temperaturas de más de 30000 grados centígrados, el estallido derrumbo con su fuerza edificios, y se expandió varios kilómetros a la redonda acabando con toda estructura, con toda forma de vida, desintegró a los más cercanos, imprimiendo su sombra en las estructuras que quedaron en pie, a los que estaban algo más lejos los derritió literalmente. El 70% de la ciudad quedo destruido completamente.

Cuando todo “terminó”, el silencio pronto empezó a ser turbado por los gritos de agonía de los supervivientes, las aguas de los ríos bajaban llenas de cadáveres, la ciudad en llamas y en ruinas era un enjambre de voces pidiendo ayuda. Los heridos estaban mutilados salvajemente, algunos sin ojos, otros con la piel arrancada, desfigurados, desorientados, llenos de dolor.

Los días posteriores fueron infernales, el calor generó vientos huracanados, y la lluvia radiactiva hacia acto de presencia, gotas enormes y negras, la gente bebía de esa agua porque no tenían otra con la que calmar su sed. Mucha gente falleció sin ayuda, que la bomba había arrasado también con hospitales, médicos, y demás. Miles de cadáveres aún quedaban por las calles, cada día se incineraban cientos, para evitar la propagación de enfermedades, pero no había nada que hacer, la enfermedad provocada por la radiación crecería en sus cuerpos e incluso en los de sus descendientes durante décadas.

Aquel día 70000 personas murieron en el momento, niños, jóvenes, adultos, ancianos. Pero durante los sucesivos meses otros 70000 murieron por las secuelas, e incluso con los años siguió muriendo gente afectada por la radiación, contabilizándose hasta ahora unas 320000 víctimas, entre esta, y la otra bomba que la Fuerza Aérea de EEUU lanzó tres días después en Nagasaki, aun sabiendo los estragos que había realizado esta primera y repitiendo un horror semejante.

Japón se rindió, aunque se dice que ya cercada y sufriendo derrota tras derrota su rendición estaba siendo negociada ya con la Unión Soviética. Pero la Segunda Guerra Mundial terminaba, y con ella empezaba la guerra fría, y lanzar una bomba atómica era para las superpotencias un “ejemplo” de poder, de poder destructor, de poder intimidatorio.

Es curioso como algunos eventos violentos a lo largo de la historia alcanzan la definición de crimen de guerra, o de atentado contra la humanidad, y como otros son tratados de manera muy diferente, según quien lo cuente, pero lo cierto es que durante esa Guerra se cometieron muchos atentados, muchos crímenes de guerra por parte de todas las partes implicadas, y este fue un atentado más, uno más, que puso colofón al episodio más vergonzoso y denigrante de la historia de la humanidad. Y ninguno de sus “culpables” fue juzgado por esos crímenes.

PD: El edificio tan icónico que podéis ver en la foto es uno de los pocos que quedaron en pie en el centro de la ciudad, es construido para la Exposición Comercial de la Prefectura de Hiroshima en 1915, la bomba estalló a 150 metros de él en horizontal y a 600 en vertical. Hoy en día forma parte del conjunto del parque conocido como Parque de la Paz.

PD2: Si algún día visitáis la ciudad de Hiroshima, la visita al museo de la bomba atómica es obligada, con decenas de historias y documentación sobre los sucesos.

PD3: Sé que este es un blog sobre fotografías del mundo y en particular de paisajes bonitos y/o llamativos, pero a veces se hace necesario recordar estas cosas, sobre todo en los tiempos que vivimos.

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