domingo, 2 de junio de 2019

EL ELEFANTE EN LA TAILANDIA ACTUAL (YAOWARAT - BANGKOK - TAILANDIA)




El elefante es el símbolo nacional en Tailandia, este fabuloso animal ha estado ligado a las vidas de los pobladores de estas tierras durante siglos, usados como animal de carga y de trabajo desde épocas muy antiguas, en nuestros días llego a tener una situación muy precaria en el país, existiendo mas elefantes domesticados que salvajes, pero no solo eso, si no que hoy en día la mayoría están lejos de llevar una vida digna, ya no solo por estar privados de libertad, sino porque son usados como atracción turística.

Una vez en Tailandia, y antes de ir, seréis bombardeados con decenas de actividades que incluyen elefantes, espectáculos, trekkings, mi recomendación es que paséis de largo de todas ellas, y es que si lo hacéis lo más probable es que estéis fomentando el maltrato de estos preciosos animales. Y si de verdad os encantaría verlos lo mejor es que acudáis a uno de los santuarios, como explicaré luego, al menos así no contribuiréis a que se siga maltratando a estos animales.

Tal vez mucha gente os diga que no hay maltrato, que los cuidan, incluso que están mejor que en libertad… El caso es que solo tenéis que pensar, y plantearos la pregunta… ¿cómo un animal salvaje, de varias toneladas de peso, obedece tan dócilmente a un ser humano?
La respuesta en una gran mayoría de los casos está en el Phajaan, un adiestramiento que se ha realizado por siglos en Tailandia y países de la zona y que significa “partir el espíritu”. Así que con ese nombre ya podéis imaginar que se trata de hacer que el espíritu salvaje y libre de los animales quede anulado por completo.

En el caso de los elefantes, con poca edad son separados de sus madres, y son sometidos a un cruel adiestramiento, que conducirá a que sean totalmente sumisos al ser humano, enjaulados, privados de alimentación y golpeados sin cesar provocándoles un inmenso dolor, el animal obviamente intentará resistirse, pero esa resistencia conlleva más dolor, por lo que llega un momento que el elefante se rinde, su alma se parte y ya no quiere luchar más, el miedo al dolor, a sufrir esas torturas si no obedece, es más fuerte que su espíritu libre y salvaje. Es entonces cuando los despiadados humanos que le han infringido las torturas, lo adiestran orgullosos de su “azaña”. Y como se suele decir, un elefante nunca olvida, así que siempre tendrá miedo a esos humanos.

Puede pareceros exagerado o incluso que no es verdad que hoy en día puedan realizarse estas prácticas, pero si no me creéis os animo a que busquéis algún video por ahí… esos si prepararos para un visionado muy desagradable, sobre todo si sois amantes de los animales.
Como tradición milenaria, el Phajaan no es visto con malos ojos por una gran parte de la población rural y de más avanzada edad, los elefantes eran vistos como imprescindibles para el trabajo en las épocas antiguas y esa era la manera que tenían de “domesticarlos”, el tiempo avanzó y con la industrialización del campo, los elefantes dejaron de ser tan necesarios.

Pero el caso es que el turismo apareció, y creció en el país a un ritmo desmesurado, el dinero trajo mucha riqueza y bienestar para mucha gente, pero también llamó a la puerta de las personas más crueles y avariciosas, de esas que quieren conseguir su dinero a cualquier precio.
Y vieron a los elefantes como un reclamo turístico infalible, por lo que pese a existir ya técnicas de adiestramiento mucho menos agresivas, el Phajaan volvió a torturar a los elefantes, y una gran mayoría se lanzó a reorientar el uso que le daban a estos magníficos animales, así empezaron a popularizarse paseos y diversas actividades a lomos de estos gigantes.

Con el tiempo, la concienciación y educación de las generaciones más jóvenes empezó a tomar sus frutos y vieron esta practica como cruel e innecesaria en los días que corren, así que la sociedad y el gobierno empieza a entender que si quieren conservar uno de los iconos del país, hace falta erradicar por completo este tipo de prácticas, aun así hoy en día aun proliferan los negocios orientados a turistas, que sin saber que hay detrás de todo esto, se suben a los animales, les dan de comer, y se hacen fotos con ellos. Este tipo de actividades solo contribuyen a que se siga utilizando el Phajaan como técnica de adiestramiento rápida y por desgracia efectiva y cruel.

Por eso os digo que si queréis ver elefantes, si o si, y como os resultará prácticamente imposible verlos en libertad, debéis acudir a alguno de los santuarios que hay en el país.

El Elephan Nature Park de Chiang Mai por ejemplo, es el que más cerca tuvimos en nuestro viaje, y aunque no sin bastante controversia acerca de si son de verdad legales en sus intenciones, es de los pocos sitios de Tailandia en el que podéis ver elefantes en condiciones decentes, y es que este santuario de elefantes, se dedica a cuidar a elefantes que han sufrido el maltrato del Phajaan, o que ya no servían para cumplir sus funciones, viejos y desvalidos, provenientes sobre todo de espectáculos y circos, mutilados por furtivos en su hábitat natural, ingresan en este santuario para pasar sus últimos años en las mejores condiciones posibles, y a los jóvenes se les intenta incluso reintroducir en la naturaleza.

Hay voces que critican aun así este santuario, diciendo que se permite a los turistas interactuar demasiado con los animales. Si os digo la verdad yo no os puedo decir si están en lo cierto o no, primero porque no he estado ahí, y segundo porque no soy un experto zoólogo. A mi nunca me ha gustado ver animales en cautiverio, pero entiendo que muchos de estos animales ya no pueden vivir en libertad, porque no saben, porque les han robado ese espíritu salvaje. Así que tampoco me voy a mojar más en el tema, si queréis profundizar y ver si la visita merece o no la pena hay decenas de webs que hablan sobre el tema, la cuestión es informarse y decidir. En la web de FAADA, que es una ONG dedicada a proteger estos animales, tienen un listado de los santuarios de Tailandia en los que confían.

Por nuestra parte, no visitamos ninguno, no somos muy aficionados a los zoológicos, y además teníamos muchas cosas prioritarias que ver antes que esto, así que decidimos no visitarlo.

Pero sí que vimos elefantes en Laos, una mañana antes de volver a coger nuestro barco rumbo a Luang Prabang, un par de elefantes se “bañaba” en el Mekong, sus dueños observaban en la orilla mientras los animales pasaban un rato en las aguas del rio, poco después y tras unos gritos de sus dueños, salieron del agua y obedientes se adentraron en la selva.

Una vez de vuelta a Tailandia, ya en Bangkok, vi este grafiti en un edificio de China Town, y tomé una foto con una alambrada que había en un muro, una composición que se me ocurrió en el momento y que describe a la perfección esta entrada de hoy.


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