miércoles, 16 de noviembre de 2016

LA GRAN MURALLA CHINA (HUANGHUA CHENG - CHINA)


La Gran Muralla China, una de las construcciones más famosas del mundo. En su época construida para proteger el Imperio chino de los continuos ataques de los nómadas procedentes de Mongolia y Manchuria, hoy en día es una de las atracciones turísticas más famosas de un país cargado de ellas como es China.

La muralla no es continua, cuenta con numerosos segmentos y bifurcaciones, a lo largo de los más diversos territorios, esto hace que según el lugar en el que la visites su arquitectura, o los materiales con los que está construida sean diferentes. Contado todos los segmentos de esta se le calcula una longitud total de 21196 Km, que van desde el desierto de Gobi hasta la frontera con Corea del Norte.
Aunque eso si la gran parte de sus tramos están muy deteriorados y olvidados, y solo unos pocos se conservan en buen estado y se han restaurado.

En nuestro viaje a China era uno de los objetivos fijos, pero aun así ni con los pies ya en China teníamos decidido que parte visitar, solo sabíamos que queríamos evitar el tramo de Badaling, el más famoso de todos, completamente restaurado, pero a su vez totalmente masificado. Queríamos algo más salvaje y autentico, en nuestras mentes estaba el tramo de Mutianyu o el de Simatai. Pero necesitábamos un guía que nos llevara, y no teníamos nada cerrado.

Nuestro tercer día de viaje nos llevó a visitar la también impresionante Ciudad Prohibida, después de muchas horas de visita y cansados ya de caminar, salimos del recinto por la puerta norte, como nos habíamos separado de nuestros compañeros y suponíamos que tardarían un rato más en salir, decidimos acercarnos a las taquillas de los templos del parque Jing Shan que se ve nada más salir, y observábamos en una mezcla de entre asustados y divertidos el caótico tráfico de la ciudad, con adelantamientos imposibles y demás barbaridades.

De repente se nos acercó un tipo con un inglés bastante decente para tratarse de un chino (la verdad que hablaba inglés mejor que nosotros dos) y se nos ofreció de guía para la Muralla China, como estábamos interesados en contratar a uno le prestamos atención. Resulta que el tío se llamaba Paul, o eso decía el… Supusimos que sería la traducción inglesa de su nombre o igual le gustaba y por eso se lo puso como nombre “artístico” de guía. El hombre nos enseñó un libro lleno de firmas y comentarios en diferentes idiomas y con caligrafías muy diferentes cosa que se encargaba de repetirnos una y otra vez para que viéramos que eran auténticas, nos enseñó varias, algunas en castellano y otras pocas en catalán e incluso en Euskera, que lo recomendaban como guía.

Pasamos un rato con el charlando sobre que tramo sería el más adecuado para ver, el insistía en el tramo de Badaling pero como ya he comentado, a nosotros no nos hacía mucha gracia, y como nosotros queríamos algo más natural, le propusimos algunos otros tramos. Después de un rato conversando y ya con el resto del grupo entre nosotros decidimos quedarnos con el teléfono de Paul y le dijimos que le llamaríamos si nos decidíamos a contratar sus servicios. Y así fue, al terminar el día y sin guía aun, decidimos llamar a Paul y le dijimos que queríamos ver el tramo de Huanghua Cheng, cosa que no pareció agradarle del todo por la distancia que lo separaba de Pekín, pero aceptó.

Así al día siguiente muy temprano por la mañana, Paul nos esperaba con su todoterreno a la entrada del hotel. Una vez más nos vimos en medio del caótico tráfico de Pekín que a esas horas ya era muy elevado, y luego atravesamos múltiples pueblos hasta llegar a Huanghua Cheng, un recorrido ameno en el que fuimos muy cómodos excepto por alguna que otra flatulencia de Paul… Este tramo de la muralla está parcialmente restaurado, y está lo suficientemente alejado de la capital como para que el turismo en él sea moderado.

Los chinos no se complican, o no se complicaban mejor dicho, la vida con la muralla, si en algún punto molestaba la partían en dos y punto. Y eso han hecho aquí... La muralla aparece dividida en dos de forma brusca para dejar pasar la carretera, pero lo que es peor, un gran trozo de la misma también se ha derruido para construir una presa… De todas formas son muchos los kilómetros disponibles y a poco que camines sobre ella estos “avances” del mundo moderno ya quedan lejos de nuestras vistas.

El paseo por la muralla nos llevó un buen rato, nos lo tomamos con tiempo, queríamos admirar todo, y pese a que el tramo estaba restaurado en gran parte, en algunas zonas estaba sin tocar por lo que a veces los accesos eran bastante difíciles, sacamos fotos, nos reímos con un grupo de coreanos que también la visitaban, e incluso algún que otro chino quería emparejar a Aitor con sus hijas... Paul nos esperaba a unos kilómetros para llevarnos de vuelta a Pekín, le pedimos que nos dejara en el Palacio de Verano, residencia de los emperadores durante la época estival, pero eso ya es otra historia…


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